LOGAN’S RUN (1976)
Muchas veces, la solución podría ser tan mala como el problema, al menos esto es lo que sucede en el genial film de culto dirigido por el inglés Michael Anderson “Logan’s Run”. Luego del apogeo de la ciencia ficción como género cinematográfico en la década de 1950, los años 60 fueron una suerte de transición para poder cambiar un poco la verosimilitud del mundo diegético a construir en la pantalla por uno más cercano al imaginario real. Podemos entender esta necesidad luego del impactante estreno en 1968 de “2001: A Space Odissey” debido a que se mostró como un ejemplo de una suba de nivel dentro del corpus de films fantásticos. Lo novedoso de la obra de Kubrick, es que acercaba no sólo un ámbito espacial más creíble sino también un giro en la elección del tema sobre la significación del sentido de la vida y su relación con el universo. La Ciencia Ficción se volvía más existencialista que nunca, y ya por la década de 1970 éste fenómeno explotaría con películas como la que analizamos en este texto.
La superpoblación siempre fue una amenaza temida, y en el lejano futuro del siglo 23 planteado por Anderson una realidad que estaría por extinguir a la raza humana. Para que esto no suceda se construyó una ciudad cerrada llamada “The Box” en la que habita de manera tecnócrata una nueva forma de sociedad de jóvenes que no superan la edad de 33 años. Por ende en este nuevo mundo no hay ancianos, y la promesa de poder vivir unos años más late en un juego de azar macabro titulado “El carrousel”, dónde los que tienen esa edad límite, intentan renovarse buscando la eternidad. Ahí es cuando aparece un soldado de las fuerzas de seguridad llamado Logan, que apoya de manera convincente al sistema pero a diferencia de sus pares se plantea preguntas claves que podrían meterlo en problemas. La trama se altera cuando un día normal, Logan es citado por la máquina central para ejecutar una misión de espionaje en la que debe insertarse en el bando de los fugitivos (son aquellos que quieren escapar de la ciudad) para conseguir salir al exterior y destruir un supuesto santuario.
“Logan’s Run” al igual que “The Matrix” (1999), transporta a la pantalla una variación del famoso mito de la caverna expuesto por Platón. En esta ocasión la ciudad sería ese oscuro lugar que mantiene a las personas encarceladas viviendo una falsa realidad que justamente los aleja de la verdad que existe tras sus muros. No es casual que los interiores de “The Box” sean fríos y se semejen a un shopping ya que esa elección de decorados contrasta con los exteriores del mundo real en el que el sol existe para iluminar la razón. En esta cuestión mítica, también se hace presente el rito a través del carrousel de la renovación, que curiosamente no renueva a nadie. El tema del film se completa cuando Logan, al igual que el esclavo del relato de Platón, quiere regresar a la ciudad para mostrarle a sus pares la verdad y es rechazado como un loco porque en este nuevo lugar la palabra ya no tiene sentido.
Otro de los aspectos que elevan la categoría de la película es la interesante visión de la nueva sociedad propuesta por el ser humano. Esta nueva ciudad es una auténtica distopía futurista como la de las grandes urbes míticas de la ciencia ficción, pero con la salvedad que no se nos muestra apocalíptica. Aquí no hay lluvias ácidas, mutantes ni problemas de seguridad, en este lugar el inconveniente mayor es la falta de ideas. El hecho de que todos los habitantes sean jóvenes y tengan una fecha de vencimiento, los obliga a entregarse a un placer puramente hedonista y volátil.
Este film pudo haber servido como inspirador argumental de varios otros hasta el día de hoy como por ejemplo el realizado por el director Michael Bay en 2005 “The Island”.
Finalmente a medio camino entre “1984” y “Escape from New York” (1979), “Logan’s Run” aparece como un extraño film que ofrece varias capas de sentido para reflexionar sobre el futuro de la humanidad.
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