THE COURT MARTIAL OF BILLY MITCHELL (1955)
A este film se lo puede resumir con la frase “Tener razón antes de tiempo es igual a estar equivocado”, por lo menos ante la mirada de los demás. Esto es lo que refleja la obra del gigante Otto Preminger sobre uno de los personajes más polémicos de la historia de la milicia norteamericana. Billy Mitchel existió realmente fuera del film, luchó en la primera guerra mundial y vislumbró el futuro de las contiendas bélicas. Sin embargo en su momento fue sometido a la degradación de rango por intentar abrirles los ojos a sus superiores.
Hacia 1921, los buques y acorazados eran las verdaderas vedettes de las contiendas bélicas mientras que los aviones se veían como simples atracciones circenses. En el ejército nadie pensaba en el territorio aéreo como un lugar de potencial desarrollo armamentístico hasta la aparición del héroe Billy Mitchell, interpretado por Gary Cooper. El conflicto que pone en escena este personaje es la preocupación por armar a los aviones y que de esta forma sirvan para hundir a los barcos del enemigo. La reacción que esta idea desató en sus superiores fue la de la risa y la desconfianza por una teoría aparentemente absurda. Pero el tesón de Mitchell llevó a desafiar a las autoridades y a ejecutar maniobras prohibidas por las fuerzas armadas, que desencadenaron en la condena a un juicio marcial en el que Cooper debió exponer sus razones de insubordinación.
La mayor parte de la trama del film se desarrolla entre el juicio a Mitchell y el trasfondo de las altas cúpulas del poder sobre el mismo, despegando a la figura del protagonista como un ser coherente y anticipatorio.
Sin ser una de sus obras más importantes, Preminger maneja la historia con la maestría absoluta que lo caracteriza a la hora de narrar este tipo de sucesos en donde el poder detrás del poder es el tema principal. Recordemos que el director se sentía fascinado por este tipo argumentos en los que los juicios pasan a ser tomas de actitudes éticas que inciden en el desarrollo de las grandes instituciones. La corrupción política en “Advise & Consent” (1962), la eclesiástica en “The Cardinal” (1963) o la jurídica en “Anatomy of Murder” (1959) son prueba fehaciente de estas inquietudes. “The Court Marcial of Billy Mitchell” no llega al nivel de excelencia de las mencionadas pero tampoco se queda a mitad de camino, y eso es por la fluidez visual del autor.
En materia actoral, no es casual la elección de un hombre como Gary Cooper que siempre interpretó personajes símbolo en los que un hombre común y tozudo pasa a quedar como un bicho raro del sistema para sobresalir con sus actos de rebeldía. Recordemos sus trabajos anteriores en “Sergeant York” (Howard Hawks) o “Meet John Doe” (Frank Capra). Para completar el elenco de esta proeza judicial se eligió a la bella Elizabeth Montgomery y al rústico versátil Rod Steiger.
Retomando hacia el estilo visual de Preminger y como es habitual, casi no hay primeros planos, muy pocos planos cerrados y todo pasa por la composición en el interior del cuadro y los objetos que encontramos dentro de él. El director austriaco nos invita a pensar la significación de dichos objetos por nosotros mismos, con un estilo demasiado transparente que no por eso deja de ser complejo. Aquí se ve a la perfección aquello que el teoríco cinematográfico V.F. Perkins escribió en su libro "El Lenguaje del Cine" sobre su oposición al estilo de Hitchcock.
Para muchos de los críticos historiadores, la película está considerada un poco alejada de la realidad de la vida del personaje que se retrata, incluso los miembros de la familia de Mitchell sugirieron a James Cagney para el papel por su parecido físico. Lo cierto es que Preminger convirtió lo real en fílmico para encausar el relato hacia su visión de mundo como director. A fin de cuentas, de eso se trata el cine.
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