OTROS CLASICOS

Un espacio para aquellos films poco recordados del período clásico y neoclásico

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Location: Capital Federal, Argentina

Wednesday, May 28, 2008

JEREMIAH JOHNSON (1972)

Una de las grandes variantes del western es aquella que narra las historias acerca de los colonos que se asentaron en el oeste, recién conquistado a los indios, para repoblar aquellos terrenos ganados. Los pioneros que protagonizan estos relatos son en gran medida la semilla germinal del ciudadano norteamericano tal cual lo conocemos en la actualidad. El tema dominante de estas películas es la idea de lo fundacional, es por eso que se desprende un halo mitológico de la escencia de la cinta. De hecho esta es la línea central de la obra que analizamos, creada por uno de los directores más versátiles de los últimos treinta años como lo fue Sydney Pollack.

En Jeremíah Johnson nos encontramos con una historia focalizada en un personaje solitario que deambula por tierras inhóspitas intentando vencer a la naturaleza. Un hombre que abandona la civilización para irse a las montañas a buscar nuevos horizontes, vivir de la caza y construir su futuro. En esta dura contienda debe quitar aquella maleza silvestre propuesta por un hábitat hostil, que se defiende como puede; ya sea a través de los animales salvajes, la nieve o un frío viento que congela a las personas. Robert Redford encarna a ese cazador montañés que rechaza la agricultura porque su escencia responde a la de un nómade.

En este viaje iniciático, Jeremías se cruza con extraños personajes que podrían pertenecer a un mundo fantástico aunque no dejan de representar al verosimil cotidiano de aquel tiempo. El camino del héroe, se asoma con apariciones aisladas pero sobre todo con un silencio que refleja el sonido de la soledad. Esta no es una trama que avance sobre ruedas o una historia en la que pasa de todo, más bien los pocos eventos ocurren demasiado espaciados entre sí. No obstante a pesar de estos tiempos muertos la aparición de un punto fuerte provoca un tremendo impacto en la trama, como si Pollack intentase reflejar un tiempo en el que el tiempo pasaba más lento. Una era en la que una pequeña situación podía transformarse en el gran hecho del mes.

Otro de los puntos importantes esta referido al momento en que Johnson decide afincarse en las alturas construyendo un hogar. En uno de sus encuentros con los indígenes, éstos le ofrecen a una mujer como esposa. Luego se enuentra con un chico cuya madre está loca y lo entrega a su cuidado. Estos hechos demuestran que no está en su espíritu el instalarse sino que lo hace de forma casi obligada para no defraudar a aquellos que lo acompañan.

Uno de los aspectos que se encuentra presente en las referencias culturales sobre las que está construido el film es el modo de entender el mundo a través de la formación católica por parte del talentoso guionista John Millius. Este hecho nos explica por qué los indios evangelizados son sociables y los que no están consagrados son mostrados como animales. Otra muestra más significativa es la del nombre del protagonista que tiene relación con su homónimo presente en el antiguo testamento. En La Biblia, Jeremías fue uno de los primeros profetas perseguidos al igual que Redford en el film cuando termina siendo acosado por los indios lugareños que asoman como una presencia espectral. Pero este tema no está reflejado solo en el nombre sino que también en la actitud de Johnson al prestar auxilio a quienes lo necesiten.

Esta colaboración entre Pollack y Redford es una de las siete que hicieron en conjunto en los roles de director - actor y está basada en la vida real de Jeremiah Johnson. Toda la película fue rodada en escenarios naturales, precisamente en las montañas rocosas de Utah y responde a una bellísima composición fotográfica que nos recuerda a los cuadros del pintor estadounidense Frederic Remington.

Si bien esta es una obra menor no ha pasado despercibida ya que la podemos encontrar como influencia hasta en los Simpson (el fundador de Springfield Jeremías es el equivalente al de Pollack). Pero lo más llamativo es el mensaje que nos queda hacia el final del metraje. Un cierre puramente visual que nos muestra que el hombre puede adaptarse a un contexto natural adverso a través de la transformación. Finalmente Redford no triunfa sino que se convierte en aquello que cazaba.

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Monday, May 12, 2008

THE PALM BEACH STORY (1942)


El motivo por el cual las comedias de Preston Sturges no sólo funcionan sino que al mismo tiempo son magistrales se debe a que el director cumple a la perfección su famoso decálogo. Es más, al ser él mismo el creador de tal manifiesto le permite jugar con las reglas sugeridas para competir en la historia del cine palmo a palmo con maestros de la talla de Ernst Lubitsch y Billy Wilder.

En esta ocasión, la trama descansa en una pareja magistral como la que forman Claudette Colbert y Joel McCrea. Ambos se presentan en el film al mismo tiempo que lo hacen los títulos en una alocada secuencia de montaje acelerado que nos recuerda un poco a la comedia de slapstick del cine mudo. En ella se nos muestra a una pareja que termina casándose frente al altar de una iglesia. Fiel a su precepto, Sturges comienza con una boda. El recurso expuesto en esta secuencia inicial es un gesto técnico característico del director que siempre homenajea a aquellos que fundaron la comedia cinematográfica. Al término de la presentación, el guión nos sitúa en una costoso penthouse venido a menos habitado por una pareja que no ha podido pagar el alquiler los últimos meses. Estos problemas económicos devienen en disputas conyugales que hacen que la dama piense que lo mejor para los dos es el divorcio. De inmediato, un matrimonio mayor cae por casualidad en el condominio mencionado y el hombre ofrece a la mujer saldar las deudas contraídas con el objeto de sentirse joven por un instante. A partir de entonces la historia se dispara en torno a lo que provoca este gesto en el marido: una ruptura definitiva. Una vez disuelto el matrimonio de manera accidentada, ella se embarca en un tren invitada por un grupo de millonarios mientras que él la persigue deseperado. En este típico conflicto de una película romántica empezamos a recorrer el mundo de los ricos guiados por la mirada de aquellos que no lo son. La visión que el realizador nos ofrece de los magnates es que el dinero trae una suerte de delirio que aleja a los poderosos de cualquier tipo de realidad cotidiana. Esto se sustenta desde la irracional cacería con perros que se libra en los vagones de un tren donde los ricachones, en estado de ebriedad, disparan con armas verdaderas a unas galletas. También se ve claramente en el pretendiente que la heroína conoce en otro vagón cuando ésta le rompe de manera sistemática unos lentes. Esta acción podría entenderse como una metáfora de alguien que viene a quebrar el cristal establecido con el que se observa la vida el otro.

Otros elementos que aparecen en el relato son los personajes secundarios que estan construidos desde un tratamiento mágico. Pero esta caracterización no es literalmente la de un cuento de hadas sino que también aparece como algo simbólico. Por ejemplo: veamos al hombre mayor que permite a Colbert saldar sus deudas y que más adelante le da la posibilidad a McCrea de buscar a su prometida. Este hombre no es más que una especie de angel que actúa para reconstruir el vínculo del matrimonio perdido. Otro caso es el millonario que corteja a Claudette, quien es propietario de un yate llamado “Rey de los Elfos”, éste mismo muchacho va a ser quién financie los proyectos económicos de Joel hacia el final de la cinta. Estos personajes pueblan los films de Preston para darle un halo mágico a sus películas y emparentarlas un poco con el toque que poseían las de Frank Capra.

A Sturges siempre le importó reflejar el tema de la lucha de clases en sus obras, pero no lo hizo a través de la manera crítica más convencional sino que se las ingenió para ofrecer su irónica mirada por el camino del género de la screwball comedy. Al igual que en “Sullivan’s Travell”, dónde el mismo McCrea encarna a un director de cine que quiere dedicarse al drama para mostrar los conflictos sociales, Claudette Colbert decide inmiscuirse en el mundo de los ricos para comprobar su teoría de que el dinero y el amor no son compatibles. Pero como Sullivan, Colbert descubrirá que lo que viven como personajes es una conflicto interno que los hace dudar sobre quiénes son y qué lugar ocupan en el mundo.

En consecuencia, para Sturges unos tienen amor y los otros dinero. Pero como en toda resolución feliz, al final del camino, y una vez valorado el primer concepto, se pueden obtener las dos cosas.

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