COMANCHE STATION (1960)
Al menos en la Argentina, durante muchos años (en la era del vhs), conseguir los filmes de Bud Boetticher era una tarea bastante compleja. Lo peor pasaba cuando uno se encontraba con amigos cinéfilos que habían tenido la posibilidad de disfrutar de estas gemas y confesaban, despertando una leve envidia, que eran la "verdad" del western. Como todo amante del género la impaciencia por no poder formar parte de ese selecto círculo de iniciados provocaba que aquellas jornadas sean de cinefilia incompleta. Finalmente y con mucho esfuerzo logré ver un puñado de ellas, claro que algunos años después y en condiciones de proyección desfavorables (dobladas y con muchas rayas) y comprobé lo que era una realidad: mis amigos tenían razón. Boetticher es junto a Ford, Mann y Hawks lo mejor que le pudo pasar al lejano oeste.
En Comanche Station hay un hombre que no vemos hasta el final que paga una importante suma de dinero por recuperar a su mujer raptada a manos de una tribu indígena. Randolph Scott (actor fetiche del realizador) se encamina a completar este viaje de rescate atravesando el árido desierto amenazado por los indios y por si fuera poco en compañía de algunos forajidos, que lo único que pretenden es olvidar la recompensa y quedarse con la bella mujer (Nancy Gates). Hasta ahí, podría ser una historia más con los tópicos característicos del género en cuestión, pero los westerns de Boetticher tienen una puesta en escena muy particular, son geométricos, están trazados con triángulos sobre líneas horizontales y el verdadero héroe actúa de manera que pueda llevar adelante esta línea hacia el objetivo. Para ello debe abrirse de la trampa o sea de no caer en el trinomio propuesto por sus competidores, tiene que aislarse estando dentro. Quién mejor para ocupar ese rol que un tipo duro pero entrañable como Randolph Scott. Un rostro impávido y carente de cualquier gestualidad que pueda generar el más mínimo matiz. A pesar de esa inexpresividad Scott no deja nunca de generar identificación con el espectador. Su figura es la de un hombre que se encuentra de paso por la película. No tiene un lugar fijo en el mundo, no se sabe de donde viene ni mucho menos a donde va.
Hacia el final de la película, como en todas las historias de este genio, hay un giro inesperado que no cambia la trama pero nos toma por sorpresa. Ah, me olvidaba de algo importante, y es que la película se filmó en tan sólo 12 días, ¡Quién pudiera!
Labels: PELICULAS
4 Comments:
No quiero contarlo, pero el final de esta película es un tanto sorpresivo. Muy al estilo "vuelta de tuerca"
Soy de España y acá también es muy dificíl conseguir las películas de este director. Alguien sabe por qué?
Yo vi "Seven Men form Now" que se editó no hace mucho en dvd, y es uno de los mejores westerns que vi en mi vida. No se puede creer la fuerza de la historia y la belleza de los encuadres.
Otro director que me encanta en este género es Anthony Mann, de Boetticher no he visto nada.
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