THE NAKED CITY (1948)
Pero si seguimos desentramando esta obra nos vamos a encontrar con el factor noir en el comportamiento oscuro y mentiroso de sus protagonistas, la noche como telón de fondo donde suceden los hechos más inquietantes y por sobre todo la perdición de los hombres por una misteriosa mujer que increíblemente no vemos nunca a pesar de saber que es trágicamente bella. Esta historia que además se nutre del policial de enigma reflejado en los métodos deductivos del detective irlandés compuesto por un maduro y sabiondo Barry Fitzegrald aparece como un eslabón extraño dentro de la serie de policiales que se venían haciendo hasta ese momento para marcar un hito no sólo por su calidad de diferente sino por su magnífica factura. Este es de esos films que no sólo nos cuentan una historia también abren una ventana maravillosa a la sociedad del pasado y sus costumbres urbanas más cotidianas. Gente tomando el tranvía o yendo a trabajar, madres criando a sus hijos o repartidores de periódicos haciendo su trabajo bien temprano en la madrugada, retratan a aquel Nueva York de los años ‘40.
Pero no olvidemos a los personajes que componen la cinta entre los que se destacan a parte del ya mencionado inspector un mentiroso empedernido y un sospechoso asesino que además de practicar lucha libre toca su armónica para los niños con extrema calidez.
Fotografiado por el inconfundible cámara William H. Daniels (de vasta trayectoria en hollywood) y dirigido por el corrosivo Dassin hubo un curioso protagonista detrás de escena. Un joven que aprendió mucho de esta experiencia y que se nutrió de detalles e ideas que plasmaría más adelante en sus películas. El personaje fue nada más ni nada menos que Stanley Kubrik, el futuro director que por entonces tenía 20 años trabajaba como fotógrafo de la revista Look y fue encomendado para cubrir el rodaje. Años después y ya consagrado como realizador nos queda ver aquella recordada imagen de un perro desbaratando un plan perfecto en “The Killing” que no es otra cosa más que una cita cinéfila del final de este film en el que es también un cachorro el que acaba con la huída del maleante, influencias, tradición, llámenle como quieran o solamente cine.
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